Entre octubre y diciembre próximos se definirá la suerte de dos proyectos esperados por los bogotanos por décadas.
El último trimestre de este año será determinante para los dos proyectos férreos más esperados por los bogotanos en el último siglo.
La primera línea de metro para la ciudad, cuyo proceso de licitación ha enfrentado en el último año todo tipo de demandas y debates, entró en su etapa definitiva. Se espera que a finales de octubre o inicios de noviembre quede adjudicada. Se trata del proyecto de infraestructura más mencionado, tuiteado y debatido en la actual campaña por la Alcaldía de Bogotá.
El otro proyecto férreo, el Regiotram, goza del beneficio de no haber sido permeado por los intereses políticos, al menos por el lado de las campañas políticas de Bogotá. Y acaba de abrir su proceso de licitación al publicar los pliegos definitivos.
Además, no hay demanda en curso contra este tren que conectará Facatativá con Bogotá, pasando por municipios con gran desarrollo urbano como Madrid, Mosquera y Funza.
Se trata de dos proyectos muy diferentes en ingeniería, costos y trazado. Pero una vez entren en operación contribuirán a mejorar la movilidad de millones de personas.
Eso sin contar que estas dos obras de infraestructura acumulan inversiones cercanas a los $20 billones y funcionarán con electricidad. Eso evitará agravar la contaminación ambiental de la ciudad y la región.
Sin embargo, quedan varios asuntos por corregir. El primero de ellos, la integración tarifaria y física de los sistemas. Tal y como están planteados hoy los dos procesos, los ciudadanos tendrán que tener dos tarjetas de embarque, una situación que complicará la operación, teniendo en cuenta que se trata de sistemas que se complementan.
Tampoco está muy claro cómo se integrarán operativamente. Lo ideal es que en un mismo sitio –como en una gran estación central– el usuario pueda tomar el tren sabanero, metro urbano y TransMilenio.
Otro tema es la devaluación del peso presentada en las últimas semanas, que puede aumentar el monto del contrato. Tanto el material rodante como los equipos de catenaria y sistemas electrónicos de energía y comunicaciones vienen del extranjero.
Las coberturas de seguros y pólizas también podrían sufrir ajustes, no solo para el Regiotram sino para el metro de Bogotá y otros tranvías que están en fase de prefactibilidad y factibilidad.
Una de las principales ventajas de este proyecto es que utilizará un corredor férreo disponible desde el siglo XIX pero abandonado a su suerte en la segunda mitad del siglo XX. Según los planos previstos, el nuevo sistema de tren eléctrico tendrá una longitud de 40 kilómetros y dispondrá de 17 estaciones, 2 patios y un taller.
“En Bogotá tendría 9 estaciones (14,7 km), mientras que en el área suburbana otras 8 paradas (24,9 km)”, dijo Miguel Ricaurte, socio de Silk Banca de Inversión.
Todo el recorrido podría tomar unos 52 minutos, mucho menos de las casi 2 horas que algunos ciudadanos de estos municipios tienen que sufrir en los penosos accesos de Bogotá. La inversión incluye 4 intersecciones (puentes férreos) distribuidos así: Avenida Boyacá, Avenida 68, carrera 40 y NQS.